1.2.11

VIENTOS DE CAMBIO EN EGIPTO (I)

El hombre que ha puesto en jaque a Hosni Mubarak

“Esta vez tenemos muchas posibilidades de cambiar las cosas”, preveía ayer nuestro protagonista en declaraciones a Periodismo Humano, en nuestra última entrevista cibernética, horas antes de que los egipcios volvieran a echarse a las calles. “Hemos trabajado duro, pero nunca esperamos tener semejantes resultados. Es increíble que estemos haciendo historia. Ocurra lo que ocurra, el pasado 25 de enero nunca será olvidado. Después de esa fecha, Egipto nunca volverá a ser el de antes”.



.... Rehuye las cámaras como la peste. Todo protagonismo le molesta y ni siquiera es posible saber su nombre de pila. El hombre que está poniendo en jaque a Hosni Mubarak no tiene rostro ni desea tenerlo. Por un lado, sin que se conozca su identidad recibe amenazas de muerte desde el día en que se le ocurrió crear un grupo en Facebook para denunciar la tortura policial, la corrupción, el estado de excepción permanente, la falta de oportunidades y la ausencia de libertades cortesía del régimen egipcio. Por otro, y por encima de todo, él no sólo es él: representa a decenas de miles, si no a centenares de miles de ciudadanos ansiosos por liberarse de las cadenas.
Él, y ellos, todos son Khaled Said, el joven de 28 años asesinado en una brutal y gratuita paliza policial el pasado 6 de junio en Alejandría en una agresión que despertó entre los egipcios la necesidad de luchar, desde las protestas cívicas, contra la impunidad y la injusticia. Y gracias a las convocatorias de su grupo de la red social, Kullum Khaled Said, Todos somos Khaled Said, ya ha conseguido mucho más: poner en entredicho la autocracia egipcia promoviendo las multitudinarias e históricas protestas que están convulsionando al país del Nilo.

Hoy viernes, el país vive una jornada histórica: centenares de miles de personas han tomado las calles tras el rezo desafiando el masivo despliegue policial al grito de “Abajo Mubarak”. De poco está sirviendo que los uniformados respondan con cañones de agua, gas lacrimógeno y bolas de caucho contra unos manifestantes que no se dejan amedrentar, más bien al contrario: miles de ellos se dirigen en estos momentos al palacio presidencial de El Cairo residencia de Hosni Mubarak. La participación de los Hermanos Musulmanes, principal grupo opositor, ha multiplicado la visibilidad de las protestas. En un gesto de desesperación por parte de las autoridades, el líder opositor Mohamad ElBaradei, premio Nobel de la Paz, que regresó ayer para participar en la insurrección civil, ha sido brevemente retenido por las fuerzas de Seguridad. El régimen, además, ha apagado Internet y la telefonía móvil ha sido suspendida. Parece que, tras 30 años de dictadura, el final de Mubarak está próximo.


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