Familias enteras dependen de basurales para subsistir; de allí sacan no sólo cartones, papel, vidrios y plásticos para vender, sino que también se alimentan con lo que encuentran
Sábado 02 de julio de 2011Teodelina Basavilbaso
Fundación LA NACION
Para los habitantes de villa La Cárcova, a unos pocos metros del Cinturón Ecológico, Area Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse) de San Martín, la disyuntiva diaria es comer alimentos del basural atentando contra su seguridad alimentaria o no comer. "En un momento no teníamos nada para comer y acudíamos al Ceamse", dice Romina Gorosito, que vive en el barrio desde que nació, y que tuvo dos hijos con bajo peso, uno con desnutrición grado uno.
Para muchas familias sumidas en la extrema necesidad, la basura se erige como único medio de subsistencia: no sólo como fuente de alimentos para consumo personal, sino también de ingresos, a partir de la venta de los materiales que consiguen rescatar de la basura.
Por eso seleccionan, clasifican y revenden materiales, ya sea cartón, vidrio, plástico o metales, con la esperanza de poder sacar alrededor de 400 pesos, que es en promedio lo que obtiene un cartonero en una semana. Según datos de la Cooperativa de Recuperadores Urbanos del Oeste, actualmente el precio del kilo de cartón está a 78 centavos; el del plástico y papel blanco, a 1,20, y el de vidrio, a 34 centavos.
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