2.9.09

Siglo complejo

"... todo desarrollo verdaderamente humano significa desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y del sentido de pertenencia de la especie humana. Por eso, urge fundar una nueva ética fraternal en el marco de una conciencia planetaria".



El pasado 27 de agosto, en Santiago de Chile, la psicosocióloga argentina María Teresa Pozzoli, presentó su libro Pensar de nuevo (Ensayos sobre pensamiento complejo), publicado por la editorial Universidad Bolivariana (UB) de Chile. M. Grinberg

El pasado 27 de agosto tuvo lugar, en Santiago de Chile, la presentación de un libro escrito por la psicosocióloga argentina María Teresa Pozzoli, académica en diversas universidades de América y Europa desde hace 25 años. La obra se titula Pensar de nuevo (Ensayos sobre pensamiento complejo) y fue publicada por la editorial Universidad Bolivariana (UB) de Chile. El acto se realizó en el aula magna de la Universidad Católica Silva Enríquez de la capital chilena.

Promovido por el pensador francés Edgar Morin, e implantado en numerosos centros universitarios de América Latina, el pensamiento complejo constituye la base epistemológica de las reformas educativas que la Unesco impulsa en el mundo, como ambiciosa promesa de una educación del futuro. Como es sabido, la epistemología constituye una rama de la filosofía cuyo objeto de estudio es el conocimiento científico. Algunos investigadores prefieren considerarla como el estudio de los “significados”.

La autora enfrenta metódicamente la crisis de paradigma imperante en el planeta, con sus innumerables descalabros ecológicos e ideológicosociales, y propone un modelo que vuelve a entretejer las dimensiones de lo vivo, religando los saberes disciplinarios que la modernidad escindió a ultranza. Y afirma: “Los más grandes descubrimientos que tenemos por delante habrán de producirse en el propio corazón del sujeto, porque es allí, en su mundo interior –hasta ahora bastante inexplorado–, donde podremos descubrir la diversidad compleja del Universo”.

A su vez, el profesor Morin ha señalado que la democracia sigue amenazada en el siglo XXI, tanto por la atrofia de habilidades humanas como por el socavamiento de la diversidad y la degradación del civismo. En su obra Los siete saberes necesarios para la educación del futuro resaltó la urgencia de educar la condición humana, la identidad terrenal y la comprensión. Y afirmó que hay que sustituir la visión de un universo que obedece a un orden impecable por una visión donde no se omita lo universal. Esto, a fin de que la educación del futuro impulse la idea de la unidad de la especie humana sin borrar su diversidad y sin que la diversidad borre la idea de la unidad. Al esquema globalizador del neoliberalismo contrapone un espíritu de planetización signada por comprensiones mutuas.

Tuve la oportunidad de conversar ampliamente con la profesora Pozzoli, durante una clase sobre “Pensamiento complejo y aprendizaje” que dictamos la semana pasada en Santiago, para el diplomado en Educación Superior y Aprendizaje Metacognitivo de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Destacó que entre todos contribuimos a la reproducción de una cultura en la que se incentiva la desconfianza, la soledad, el individualismo, el aislamiento respecto de los demás seres vivos, la enajenación de los propios sentimientos y una inexplicable indolencia frente a la precaria permanencia que han de tener los recursos agotables de la naturaleza, o sea, nuestra propia vida. Por eso, esta inspirada educadora reclama la incorporación al modelo educativo imperante de la espiritualidad, el arte y la belleza.

Mantuvimos, además, un amplio diálogo con el sociólogo chileno Antonio Elizalde, director de las ediciones UB y autor del libro Utopía y cordura, recientemente publicado en Buenos Aires, quien advierte enfáticamente sobre la grave amenaza que, para la supervivencia de nuestra especie, constituye el modelo económico en el que estamos inmersos y que nos ha llevado a la cima de una crisis feroz. Indica la necesidad de un profundo cambio civilizatorio basado en la idea de utopía y el relanzamiento de los sueños colectivos.

El libro de Pozzoli está dividido en dos partes. La primera expone el marco conceptual del pensamiento complejo (que no debe interpretarse como complicado sino como un tejido de constituyentes heterogéneos) y la segunda incluye una serie de artículos que ilustran sus profundas intuiciones. De ellos se deduce que, para existir en el siglo XXI y en medio de una crisis de percepción, resulta necesaria una visión polifacética y flexible, pues somos seres complejos en estado de evolución y tenemos que aprender a pensar sin disociar al objeto de estudio de sus contextos de pertenencia.

El historiador estadounidense William Irwin Thompson advirtió que “somos más de lo que sabemos: la ciencia nunca puede abarcar la totalidad del Ser.” Así, resulta pertinente el pensamiento complejo de Morin: todo desarrollo verdaderamente humano significa desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y del sentido de pertenencia de la especie humana. Por eso, urge fundar una nueva ética fraternal en el marco de una conciencia planetaria.

Publicado en Crítica de la Argentina - 02/09/09

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